Resumen
La Organización Territorial Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia (MUZOSARE) está conformada por 40 mujeres vinculadas con la bahía de Puchuncaví y Quintero, en la Región de Valparaíso, Chile. Hace más de 10 años trabajan en defensa de un territorio tristemente célebre por ser una zona de sacrificio.
Este Amicus busca traer a la Opinión Consultiva el impacto agravado de la crisis climática en zonas fuertemente impactadas por el desarrollo industrial. Las zonas de sacrificio son un dramático legado de la pérdida de gobernanza y vulneración de derechos humanos. Al mismo tiempo, sus sobrevivientes son ejemplos de resistencia a la crisis ambiental y climática.
Antecedentes: contexto territorial y problemática ambiental
La región de Quintero – Puchuncaví, con aproximadamente 50 mil habitantes, es una de las cinco zonas de sacrificio reconocidas en Chile. En la década de los sesenta, se instaló un complejo industrial que actualmente aloja 17 empresas altamente contaminantes.
En la Bahía periódicamente ocurren vertimientos de las cargas que se manipulan en los terminales portuarios de la zona. Hasta 2020, se contaron cinco derrames de hidrocarburos y 462 varamientos de carbón. Los eventos de intoxicaciones masivas de niños son también comunes. Múltiples estudios han demostrado la contaminación de suelo, aire y agua que afecta la zona y el riesgo desproporcionado de padecer cáncer y autismo.
La grave situación fue reconocida por la Corte Suprema chilena, que constató las violaciones a los derechos humanos de los habitantes de la zona en una sentencia histórica.
En ese contexto, entra el cambio climático, agravando la crisis ambiental y ecológica presente.
Impactos climáticos y la intensificación de los daños ambientales y violaciones de derechos humanos ya sufridos en la zona de sacrifico
El cambio climático se manifiesta de diferentes maneras en la zona.
- Los episodios de intoxicación se han acentuado.
- Las estaciones se adelantaron y las frutas han cambiado.
- Las mareas han cambiado la costa, cada vez hay menos playa.
- La sequía ha aumentado, también impulsada por las plantaciones de monocultivos. Algunos pozos se han secado y otros han tenido que cerrarse por contaminados, pero la gente pobre sigue usándolos porque no pueden pagar agua limpia.
- Hay prohibición de comer hortalizas cultivadas en la zona, pero también se consumen, porque no hay otra salida.
- Lo mismo pasa con los recursos pesqueros, pero los pescadores que pagan al Estado por sus áreas de manejo pueden vender lo que extraen, aunque sean recursos contaminados.
La ausencia de una transición energética justa y participativa
La cruzada del gobierno por la transición energética solo ha traído externalidades negativas para esta zona de sacrificio.
Con la descarbonización han cerrado siete de las 28 termoeléctricas que operaban en el país, pero el proceso de cierre no ha sido justo. No se ha velado por la participación de las comunidades afectadas y los planes de cierre solo hablan de los trabajadores, sin siquiera mencionar los pasivos ambientales y la posibilidad de recuperación de la zona.
Por otro lado, se instalan empresas para generar energía verde sin considerar las externalidades negativas para las comunidades, como lo que pasa con la implementación de una planta desaladora, proyectos fotovoltaicos y la producción de hidrógeno verde en la bahía.
CONCLUSIONES
Seguimos en una situación de total exclusión e invisibilidad, donde se asume que podemos seguir cargando con problemas e impactos porque ya estamos acostumbrados a la desgracia.
Somos la única voz de resistencia en la zona que lucha contra los impactos y medidas que avanzan sin participación social, especialmente de los grupos vulnerables. A la vez, sufrimos represalias.
Las medidas del Estado no presentan una perspectiva de derechos humanos ni de género, dejando de lado la protección de los más vulnerables y la valorización de los saberes y prácticas locales.
RECOMENDACIONES
Detener nuevos proyectos en la zona e implementar un plan de recuperación participativo que remedie los pasivos ambientales y promueva bienestar para los habitantes de la zona.
Elaborar planes en favor de la transición energética que respeten los derechos humanos de las comunidades y su ambiente.
Velar por el acceso a información y la participación respecto de las medidas adoptadas por el Estado en relación a la implementación o retirada de empresas en las zonas de sacrificio.
Organización(es) y/o comunidad(es) que suscribe(n):
Organización Territorial Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia (MUZOSARE)
La Organización Territorial Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia (MUZOSARE) está conformada por 40 mujeres vinculadas con la bahía de Puchuncaví y Quintero, en la Región de Valparaíso, Chile. Hace más de 10 años trabajan en defensa de un territorio tristemente célebre por ser una zona de sacrificio.
Este Amicus busca traer a la Opinión Consultiva el impacto agravado de la crisis climática en zonas fuertemente impactadas por el desarrollo industrial. Las zonas de sacrificio son un dramático legado de la pérdida de gobernanza y vulneración de derechos humanos. Al mismo tiempo, sus sobrevivientes son ejemplos de resistencia a la crisis ambiental y climática.
Antecedentes: contexto territorial y problemática ambiental
La región de Quintero – Puchuncaví, con aproximadamente 50 mil habitantes, es una de las cinco zonas de sacrificio reconocidas en Chile. En la década de los sesenta, se instaló un complejo industrial que actualmente aloja 17 empresas altamente contaminantes.
En la Bahía periódicamente ocurren vertimientos de las cargas que se manipulan en los terminales portuarios de la zona. Hasta 2020, se contaron cinco derrames de hidrocarburos y 462 varamientos de carbón. Los eventos de intoxicaciones masivas de niños son también comunes. Múltiples estudios han demostrado la contaminación de suelo, aire y agua que afecta la zona y el riesgo desproporcionado de padecer cáncer y autismo.
La grave situación fue reconocida por la Corte Suprema chilena, que constató las violaciones a los derechos humanos de los habitantes de la zona en una sentencia histórica.
En ese contexto, entra el cambio climático, agravando la crisis ambiental y ecológica presente.
Impactos climáticos y la intensificación de los daños ambientales y violaciones de derechos humanos ya sufridos en la zona de sacrifico
El cambio climático se manifiesta de diferentes maneras en la zona.
- Los episodios de intoxicación se han acentuado.
- Las estaciones se adelantaron y las frutas han cambiado.
- Las mareas han cambiado la costa, cada vez hay menos playa.
- La sequía ha aumentado, también impulsada por las plantaciones de monocultivos. Algunos pozos se han secado y otros han tenido que cerrarse por contaminados, pero la gente pobre sigue usándolos porque no pueden pagar agua limpia.
- Hay prohibición de comer hortalizas cultivadas en la zona, pero también se consumen, porque no hay otra salida.
- Lo mismo pasa con los recursos pesqueros, pero los pescadores que pagan al Estado por sus áreas de manejo pueden vender lo que extraen, aunque sean recursos contaminados.
La ausencia de una transición energética justa y participativa
La cruzada del gobierno por la transición energética solo ha traído externalidades negativas para esta zona de sacrificio.
Con la descarbonización han cerrado siete de las 28 termoeléctricas que operaban en el país, pero el proceso de cierre no ha sido justo. No se ha velado por la participación de las comunidades afectadas y los planes de cierre solo hablan de los trabajadores, sin siquiera mencionar los pasivos ambientales y la posibilidad de recuperación de la zona.
Por otro lado, se instalan empresas para generar energía verde sin considerar las externalidades negativas para las comunidades, como lo que pasa con la implementación de una planta desaladora, proyectos fotovoltaicos y la producción de hidrógeno verde en la bahía.
CONCLUSIONES
Seguimos en una situación de total exclusión e invisibilidad, donde se asume que podemos seguir cargando con problemas e impactos porque ya estamos acostumbrados a la desgracia.
Somos la única voz de resistencia en la zona que lucha contra los impactos y medidas que avanzan sin participación social, especialmente de los grupos vulnerables. A la vez, sufrimos represalias.
Las medidas del Estado no presentan una perspectiva de derechos humanos ni de género, dejando de lado la protección de los más vulnerables y la valorización de los saberes y prácticas locales.
RECOMENDACIONES
Detener nuevos proyectos en la zona e implementar un plan de recuperación participativo que remedie los pasivos ambientales y promueva bienestar para los habitantes de la zona.
Elaborar planes en favor de la transición energética que respeten los derechos humanos de las comunidades y su ambiente.
Velar por el acceso a información y la participación respecto de las medidas adoptadas por el Estado en relación a la implementación o retirada de empresas en las zonas de sacrificio.
Organización(es) y/o comunidad(es) que suscribe(n):
Organización Territorial Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia (MUZOSARE)